El Miradouro de Santa Luzia
El encanto del paisaje de Lisboa reside en sus grandes desniveles. Desniveles que por otro lado facilitan la creación de miradores con vistas espectaculares. La ciudad está llena de estos mágicos rincones que permiten la evasión del turista admirando el perfil más auténtico de la ciudad. Un skyline que va cambiando a medida que nos movemos de un mirador a otro.
Cuando subimos al Castelo de San Jorge, encontraremos numerosos de estos miradores. En nuestro camino, si tenemos tiempo, deberíamos parar en el Mirador de Santa Luzia. Emplazado junto a la iglesia del mismo nombre, este lugar cuenta con un aspecto de lo más romántico y delicado, a pesar de que la decadencia (como en muchos edificio de la ciudad) es plenamente palpable.
El mirador, que ciertamente no es tan grande como otros en la ciudad, está totalmente rodeado de buganvilias, así, si llegamos cuando estas están en flor el morado se entremezclará con el azul del agua.
Presidido por la Iglesia de Santa Luzía, cabe destacar que una de las paredes de esta (la sur) cuenta con dos paneles de azulejos modernos. En uno se representa la Plaza del Comercio justo antes del gran terremoto, en la otra, podemos observar la toma de los cristianos del castillo de San Jorge.
Unas cuantas plantas y un pasillo adornado con una techada llena de flores y azulejos. Una vista que nos descubre el barrio de Alfama y el Tajo. Además, también podremos identificar con facilidad la Cúpula de Santa Engracia, las dos torres de la Iglesia de San Miguel y la Iglesia de San Esteban.
En cuanto a la iglesia de Santa Luzia, cabe destacar que fue construida por los Caballeros de Malta, y que su estado actual se debe a varias remodelaciones, una de ella tras el brutal terremoto de 1755.
Otros miradores de la ciudad:
Foto vía: es.rutamania.com
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