El Palacio de Seteais, arquitectura neoclásica

palacio de seteais

En la actualidad del turismo es de relevante importancia lo que hacen los grupos conservacionistas, protegiendo aquel patrimonio que tiene un carácter histórico. Como un ejemplo de la importancia de los viejos edificios para con la identidad de los pueblos, a apenas un kilómetro del centro histórico de Lisboa nos encontramos con el Palacio Seteais, construido entre los años 1783 y 1787, y donde en la actualidad está emplazado un hotel de lujo que mantiene sus características arquitectónicas.

El Palacio de Seteais está a unos cuantos metros de la Quinta da Regaleira y por su tradición es uno de los más importantes edificios de Sintra: una de sus características principales es que sus paredes son identificadas por un rosa que las distingue de cualquier otra edificación cercana. Construido para el cónsul holandés Daniel Gildemeester, el palacio tiene bajo sus cimientos una historia de derrotas por demás singular.

Las tierras donde se erige el Seteais tienen una estupenda vista al mar y a la Sierra de Sintra. Las mismas fueron donadas por el marqués de Pombal y fue el propio Gildemeester quien se encargó de la construcción. Tras su muerte, en 1797, la propiedad fue vendida a Diogo de Menezes Noronha Coutinho, quinto marqués de Marialva. Bajo su control fueron ordenadas la ampliación del palacio y las caballerizas, poniéndose en pie otra ala de fachada simétrica, las cuales estaban unidas con un imponente arco triunfal que conmemora la visita del príncipe regente João y su esposa Carlota Joaquina.

La arquitectura del Palacio es neoclásica y es imponente la entrada, con sus frontones triangulares y sus ventanas de guillotina. También sobresale una escalera de dos brazos que conduce hacia el interior. Sobre las dos alas, la izquierda tiene su planta en U y bordea un patio interior, mientras que la derecha posee una planta rectangular. Los especialistas han considerado que la forma en que se adaptó la edificación a la irregularidad del terreno, se parece al Palacio da Pena.

En el interior de las salas, las de la izquierda están pintadas con frisos de flores y guirnaldas, y entre estas sobresale la Sala Pillement, la cual está repleta de frescos que fueron pintados por discípulos de Jean Pillement. Por su parte, a la derecha tenemos la Sala da Convenção, que tiene motivos marítimos y mitológicos, con sus sirenas y tritones, y también otra sala más pequeña que tiene un concepto con influencias de la China.

Más allá de los trabajos realizados por el marqués de Marialva, este no pudo disfrutar mucho de la obra debido a que murió en 1803. La sucesión del edificio se vio agravada por una serie de hipotecas, por lo que tuvo que actuar el Estado, que finalmente compró la propiedad en 1946, aunque esto no fue todo: también hubo problemas con los derechos de explotación del Campo de Seteais. Para 1954 el edificio fue comprado por una cadena de hoteles y desde entonces es uno de los más lujosos de Lisboa. No obstante se debe destacar que fueron mantenidas sus características, entre ellas los tan especiales jardines de boj geométricos.

Foto vía: Trekearth



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