La tumba de Luis de Camoes, poeta de tradición

La tumba de Luis de Camoes

En una de las salas del imponente Monasterio de los Jerónimos, ubicado en el barrio de Belém, descansan los restos del poeta portugués Luis de Camoes, sobre un túmulo neomanuelino, en armonía con el estilo arquitectónico del lugar y de la tumba del explorador Vasco da Gama, que se encuentra a pocos metros.

Camoes, autor de Os Lusíadas (1572), falleció en Lisboa en 10 de junio de 1580, a los 56 años. Según narran las crónicas de aquella época, un amigo cercano suyo tuvo que pagar la sepultura, él atravesaba una enfermedad terminal y vivía acuciado por la pobreza. Sus restos fueron llevados a un lugar pequeño, cerca del convento de Santa Ana, pero se perdieron en el terremoto de 1755.

En honor a su figura, que fue determinante en la literatura portuguesa, se construyó este monumento y otro en el Panteón Nacional.

En el borde superior de la tumba del poeta se pueden algunas líneas de su obra máxima. Tallado sobre la piedra, el verso dice: «Pera servir-vos, braço às armas feito, Pera cantar-vos, mente às Musas dada….». La figura de su cuerpo está recostada, con las manos juntas apuntando al cielo. El escultor que se encargó de cincelar el modelo fue Costa Mota, el trabajo fue terminado e inaugurado en 1894.

Él eligió representarlo con ropajes clásicos de la época, pero sin ningún lujo en particular, ya que es bien conocido que la vida de Camoes fue muy amena y alejada del esplendor económico. De hecho, es una de las pocas cosas de la que se tiene certeza, sus datos biográficos son bastante difusos, casi no hay acuerdo ni en la fecha de su nacimiento. Se dice que fue en 1524, pero hay otros estudiosos que no comparten esa afirmación.

Los últimos días de la vida de Camoes fueron muy duros. De acuerdo con los historiadores, estaba sumido en la más terrible miseria, ni siquiera tenía dinero para saciar el hambre. Existe un documento que asegura que el Erario Real le acercaba una pensión, que no le alcanzaba ni para los gastos mínimos de una semana. Hay quienes aseguran que falleció en un hospital, aquejado por su enfermedad, pero hay otro testimonio, al parecer más creíble y cercano, que sostiene que el poeta murió en su casa, solo, sin siquiera una manta que lo repare del frío.

Foto vía: kalipedia



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