Belém, centro de los exploradores portugueses
La zona más monumental e histórica de Lisboa es Belém. Fue desde aquí que muchos de los grandes exploradores portugueses emprendieron sus viajes de descubrimiento, los cuales convirtieron a Portugal en una fuerza económica importante. Hoy día, de esa riqueza e influencia global, sólo quedan los grandes monumentos construidos, como la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos, los cuales, junto con los museos alrededor, son un punto importante para los visitantes que llegan a Lisboa.
Uno de los sitios más visitados de Belém es el museo de carruajes. Considerada una de las mejores colecciones de este tipo en el mundo, la colección se encuentra en un edificio originalmente utilizado como una escuela de equitación de la familia real. El edificio es notable por su techo ornamentado y sus columnas dóricas. Estos carruajes eran, más que un medio cómodo de transporte para los aristócratas, una manera de superar a los demás en ostentación. Orfebres, doradores, tapiceros y decenas de artesanos fueron empleados para crear estas obras de arte sobre ruedas.
Un pequeño paseo desde el museo conduce hasta el Monasterio de los Jerónimos, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El monasterio fue construido en estilo manuelino y gótico clásico europeo en el siglo 16 (teniendo casi 100 años de construcción) para honrar a los valientes navegantes que ayudaron a que Portugal tuviera una notable influencia global. El tamaño colosal y la decoración del Mosteiro dos Jerónimos (en portugués) reflejan la prosperidad del reino de Portugal en ese momento. Las tumbas de dos de los hijos más famosos de Portugal están allí: Vasco da Gama, el primer viajero a la India, y Luis de Camões, quien capturó las hazañas de los exploradores portugueses en su poema épico Os Lusíadas.
Otro ejemplo de diseño manuelino es la Torre de Belém, una torre de gran importancia para los portugueses porque es lo más parecido que tienen a un monumento nacional. En las tardes de domingo, la gente aprovecha para hacer picnics y los niños juegan en el amplio jardín al frente de la torre.
Ninguna visita a Belém estaría completa sin probar el delicioso Pastel de Belém. La pastelería es famosa en todo el mundo y la receta sigue siendo un secreto. Se dice que la primera receta fue transmitida desde el Monasterio de Belem y aún se guarda bajo llave y candado.
Con tantas cosas para ver seguro algo se nos queda sin visitar, pero lo que sí es seguro es que una visita a Belém tiene que estar en nuestro itinerario de viaje.
Foto 1 Vía: Looking Glass
Foto 2 Vía: ►JOTA ENE◄
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