Historia del rinoceronte de la Torre de Belém

Torre de Belem

Por todos es sabido que uno de los símbolos más emblemáticos de Lisboa, y Portugal, es sin duda alguna la famosa Torre de Belém. Un impresionante edificio que mandó construir el rey Manuel I allá por 1514 y que encargó personalmente a su arquitecto de confianza Francisco de Arruda. La torre tenía una clara finalidad como bastión de defensa en la entrada del estuario. Pero además, en la actualidad cuenta con gran importancia debido a la impresionante belleza de sus formas manuelinas.

Posee este edificio un elemento decorativo muy particular. Un adorno de piedra que quizá no sea tan conocido como la torre en sí. No obstante, lo cierto es que el animal que representa causó gran conmoción en Portugal y el resto de Europa, por tanto debemos tenerlo en cuenta cuando visitemos la famosa torre defensiva.

Este animal es un rinoceronte, pero no uno cualquiera, se trata del primer rinoceronte que entraba en Europa vivo desde el siglo III a.C. Un animal que revolucionó por completo el mapa geográfico de Europa hasta que encontró un trágico final.

En 1514, un zar de la India regaló a Alfonso de Alburquerque (Gobernador de la India Portuguesa) un elefante y un rinoceronte. El Gobernador, maravillado de la belleza del rinoceronte, decidió mandar ambos animales al rey Manuel I para que pudiera disfrutar de su hermosura.

El 20 de mayo de 1515 ambos animales llegaron al puerto de Lisboa. Lo cierto es que los elefantes ya no eran ninguna novedad. Su majestad Manuel I ya contaba con 5, por lo que no le otorgó ningún tipo de atención especial. No obstante, la llegada del enorme ejemplar de rinoceronte dejó a todos completamente asombrados. Nunca nadie había visto un animal igual y fue motivo suficiente para comenzar a celebrar fiestas en su honor durante una larga temporada.

La fama del rinoceronte comenzó a crecer. Los países vecinos empezaron a preguntarse que clase de animal era ese. El ejemplar contó con tantos fans que hasta el mismísimo Papa León X decidió conocerlo.

La decisión del Pontífice obligó al rey Manuel I a embarcar a su querido rinoceronte en una travesía hasta llegar al Vaticano. Un recorrido largo que terminó con un final inesperado y trágico para este animal. Al parecer, una tempestad hundió el barco y su tripulación. El rinoceronte fue rescatado de entre los restos del naufragio, no obstante, estaba ya muerto.

Esta figura que hoy en día se puede ver en la Torre de Belém hace referencia a este rinoceronte. Y es que Manuel I quiso retratar de alguna forma al espectacular animal para que nadie nunca pudiera olvidarse de él.

Foto vía: europaenfotos.com



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